martes, 22 de octubre de 2013

Democrática

Junta Democrática de España


La Junta Democrática de España fue un organismo de la oposición al franquismo nacido el 29 de julio de 1974 en París e impulsada por el Partido Comunista de España (PCE), liderado por Santiago Carrillo.
En ella estuvieron integrados el Partido Comunista de España (PCE), el Partido del Trabajo de España (PTE), el Partido Carlista, Comisiones Obreras (CCOO), el Partido Socialista Popular (PSP) de Enrique Tierno Galván, la Alianza Socialista de Andalucía, Justicia Democrática y personajes de significación, como Rafael Calvo Serer, José Luis de Vilallonga, Antonio García-Trevijano Forte y el intelectual progresista José Vidal-Beneyto.


Es el primer gran organismo que, con un programa político rupturista, trata de movilizar unitariamente a la oposición antifranquista. Su origen está en los contactos que el abogado Antonio García Trevijano realiza con diversas personas de partidos políticos, los que deciden formar la Junta Democrática son la Alianza Socialista de Andalucía de Alejandro Rojas-Marcos, el PSP, el PCE, junto con una nutrida representación de independientes, CC.OO. y asociaciones judiciales profesionales, de vecinos, etc.
La presentación pública de la JDE se realiza simultáneamente el 29 de julio de 1974, en París y Madrid, en un contexto de crisis del Régimen, marcado por la tromboflebitis de Franco, que se encuentra hospitalizado desde el día 9 de julio y por la asunción de la Jefatura del Estado interina del Príncipe de España.
En la presentación parisina aparecen Rafael Calvo Serer y Santiago Carrillo, de manera que se visualice la oposición interior y exterior. La integración del Partido Carlista se realiza en septiembre de 1974 y posteriormente lo hace el PCE (i), después de cambiar su nombre por el de PTE, en febrero de 1975. El Partido Carlista poco tiempo después abandonó las Juntas.


Los doce puntos de su programa, redactados por Antonio García-Trevijano, eran los siguientes:
La formación de un gobierno provisional que sustituya al actual, para devolver al hombre y a la mujer españoles, mayores de dieciocho años, su plena ciudadanía mediante el reconocimiento legal de todas las libertades, derechos y deberes democráticos.
La amnistía absoluta de todas las responsabilidades por hechos de naturaleza política y la liberación inmediata de todos los detenidos por razones políticas o sindicales.
La legalización de los partidos políticos, sin exclusiones.
La libertad sindical y la restitución al movimiento obrero del patrimonio del Sindicato Vertical.
Los derechos de huelga, de reunión y de manifestación pacífica.
La libertad de prensa, de radio, de opinión y de información objetiva de los medios estatales de comunicación social, especialmente en la televisión.
La independencia y la unidad jurisdiccional de la función judicial.
La neutralidad política y la profesionalidad, exclusivamente militar para la defensa exterior, de las Fuerzas Armadas:
El reconocimiento, bajo la unidad del Estado español, de la personalidad política de los pueblos catalán, vasco, gallego y de las comunidades regionales que lo decidan democráticamente.
La separación de la Iglesia y del Estado.


La celebración de una consulta popular, entre los doce y los dieciocho meses –contados a desde el día de la restauración de las libertades democráticas-, con todas las garantías de libertad, igualdad de oportunidades e imparcialidad, para elegir la forma definitiva del Estado.
La integración de España en las Comunidades europeas, el respeto a los acuerdos internacionales y el reconocimiento del principio de la coexistencia pacífica internacional.
La Junta Democrática consiguió muy pronto un importante apoyo político y social de masas, como se puso de manifiesto a través de diversas movilizaciones que se llevaron a cabo en
diversos lugares del país, como las jornadas del 3, 4 y 5 de junio de 1975 en Madrid. La característica de la JD es su articulación organizativa en Juntas Democráticas locales y sectoriales, que proponía convertir a esta en un verdadero movimiento de masas, con acciones territoriales...

La actividad de la Junta Democrática se dirigía por una parte al pueblo y por otra a los poderes fácticos, con múltiples contactos con empresarios, militares o autoridades eclesiásticas. Tampoco se olvidaba la dimensión internacional, con relaciones con las autoridades de la Comunidad Económica Europea, con el embajador de Estados Unidos en Madrid o con los presidentes de Argelia, México, Rumania y Venezuela.
El 11 de junio de 1975 se creó la Plataforma de Convergencia Democrática, encabezada por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), a pesar de que tanto desde la Junta como desde el PCE se habían llevado a cabo conversaciones con el PSOE y con Izquierda Democrática, grupo democristiano liderado por Ruiz-Giménez para lograr un organismo unitario de la oposición. En dicha Plataforma figuraban junto al PSOE, la ya citada Izquierda Democrática que formaba parte del Equipo Demócrata Cristiano del Estado Español, el Movimiento Comunista, la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT) y la Unión Socialdemócrata Española. Poco después ingresó el Partido Carlista y se marchó la ORT.


La Comisión Coordinadora de Fuerzas Políticas de Cataluña había decidido no incorporarse a ninguna organización unitaria de carácter estatal, y mantenía relaciones tanto con la Junta como con la Plataforma. El Partido Nacionalista Vasco (PNV) conversaba con todos y no se unía a nadie, ni siquiera en el País Vasco.

Junta y Plataforma constituyeron en marzo de 1976 Coordinación Democrática (CD), más conocida como Platajunta. El 23 de octubre se formó la Plataforma de Organizaciones Democráticas (POD) que incluía además a fuerzas nacionalistas y estaba constituida por CD y la Assemblea de Catalunya, la Assemblees Democràtiques de les Illes Balears, la Coordinadora de fuerzas Democráticas de Canarias, la Táboa Democrática de Galicia y la Taula de Forces Politiques i Sindicals del Païs Valencià.

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