Junta Democrática de España
La Junta Democrática de España
fue un organismo de la oposición al franquismo nacido el 29 de julio de 1974 en
París e impulsada por el Partido Comunista de España (PCE), liderado por
Santiago Carrillo.
En ella estuvieron integrados el
Partido Comunista de España (PCE), el Partido del Trabajo de España (PTE), el
Partido Carlista, Comisiones Obreras (CCOO), el Partido Socialista Popular
(PSP) de Enrique Tierno Galván, la Alianza Socialista de Andalucía, Justicia
Democrática y personajes de significación, como Rafael Calvo Serer, José Luis
de Vilallonga, Antonio García-Trevijano Forte y el intelectual progresista José
Vidal-Beneyto.
Es el primer gran organismo que,
con un programa político rupturista, trata de movilizar unitariamente a la
oposición antifranquista. Su origen está en los contactos que el abogado
Antonio García Trevijano realiza con diversas personas de partidos políticos,
los que deciden formar la Junta Democrática son la Alianza Socialista de
Andalucía de Alejandro Rojas-Marcos, el PSP, el PCE, junto con una nutrida
representación de independientes, CC.OO. y asociaciones judiciales
profesionales, de vecinos, etc.
La presentación pública de la JDE
se realiza simultáneamente el 29 de julio de 1974, en París y Madrid, en un
contexto de crisis del Régimen, marcado por la tromboflebitis de Franco, que se
encuentra hospitalizado desde el día 9 de julio y por la asunción de la
Jefatura del Estado interina del Príncipe de España.
En la presentación parisina
aparecen Rafael Calvo Serer y Santiago Carrillo, de manera que se visualice la
oposición interior y exterior. La integración del Partido Carlista se realiza
en septiembre de 1974 y posteriormente lo hace el PCE (i), después de cambiar
su nombre por el de PTE, en febrero de 1975. El Partido Carlista poco tiempo
después abandonó las Juntas.
Los doce puntos de su programa,
redactados por Antonio García-Trevijano, eran los siguientes:
La formación de un gobierno
provisional que sustituya al actual, para devolver al hombre y a la mujer
españoles, mayores de dieciocho años, su plena ciudadanía mediante el
reconocimiento legal de todas las libertades, derechos y deberes democráticos.
La amnistía absoluta de todas las
responsabilidades por hechos de naturaleza política y la liberación inmediata
de todos los detenidos por razones políticas o sindicales.
La legalización de los partidos
políticos, sin exclusiones.
La libertad sindical y la
restitución al movimiento obrero del patrimonio del Sindicato Vertical.
Los derechos de huelga, de
reunión y de manifestación pacífica.
La libertad de prensa, de radio,
de opinión y de información objetiva de los medios estatales de comunicación
social, especialmente en la televisión.
La independencia y la unidad
jurisdiccional de la función judicial.
La neutralidad política y la
profesionalidad, exclusivamente militar para la defensa exterior, de las
Fuerzas Armadas:
El reconocimiento, bajo la unidad
del Estado español, de la personalidad política de los pueblos catalán, vasco,
gallego y de las comunidades regionales que lo decidan democráticamente.
La separación de la Iglesia y del
Estado.
La celebración de una consulta
popular, entre los doce y los dieciocho meses –contados a desde el día de la
restauración de las libertades democráticas-, con todas las garantías de
libertad, igualdad de oportunidades e imparcialidad, para elegir la forma
definitiva del Estado.
La integración de España en las
Comunidades europeas, el respeto a los acuerdos internacionales y el
reconocimiento del principio de la coexistencia pacífica internacional.
La Junta Democrática consiguió
muy pronto un importante apoyo político y social de masas, como se puso de
manifiesto a través de diversas movilizaciones que se llevaron a cabo en
diversos lugares del país, como
las jornadas del 3, 4 y 5 de junio de 1975 en Madrid. La característica de la
JD es su articulación organizativa en Juntas Democráticas locales y
sectoriales, que proponía convertir a esta en un verdadero movimiento de masas,
con acciones territoriales...
La actividad de la Junta
Democrática se dirigía por una parte al pueblo y por otra a los poderes
fácticos, con múltiples contactos con empresarios, militares o autoridades
eclesiásticas. Tampoco se olvidaba la dimensión internacional, con relaciones
con las autoridades de la Comunidad Económica Europea, con el embajador de
Estados Unidos en Madrid o con los presidentes de Argelia, México, Rumania y
Venezuela.
El 11 de junio de 1975 se creó la
Plataforma de Convergencia Democrática, encabezada por el Partido Socialista
Obrero Español (PSOE), a pesar de que tanto desde la Junta como desde el PCE se
habían llevado a cabo conversaciones con el PSOE y con Izquierda Democrática,
grupo democristiano liderado por Ruiz-Giménez para lograr un organismo unitario
de la oposición. En dicha Plataforma figuraban junto al PSOE, la ya citada
Izquierda Democrática que formaba parte del Equipo Demócrata Cristiano del
Estado Español, el Movimiento Comunista, la Organización Revolucionaria de
Trabajadores (ORT) y la Unión Socialdemócrata Española. Poco después ingresó el
Partido Carlista y se marchó la ORT.
La Comisión Coordinadora de
Fuerzas Políticas de Cataluña había decidido no incorporarse a ninguna
organización unitaria de carácter estatal, y mantenía relaciones tanto con la
Junta como con la Plataforma. El Partido Nacionalista Vasco (PNV) conversaba
con todos y no se unía a nadie, ni siquiera en el País Vasco.
Junta y Plataforma constituyeron
en marzo de 1976 Coordinación Democrática (CD), más conocida como Platajunta.
El 23 de octubre se formó la Plataforma de Organizaciones Democráticas (POD)
que incluía además a fuerzas nacionalistas y estaba constituida por CD y la
Assemblea de Catalunya, la Assemblees Democràtiques de les Illes Balears, la
Coordinadora de fuerzas Democráticas de Canarias, la Táboa Democrática de Galicia
y la Taula de Forces Politiques i Sindicals del Païs Valencià.